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Innovación Legal
02 noviembre 2018
Por Iñigo Jiménez, experto en movilidad de RedAbogacía
Acabo de regresar de comer y mientras escribo este artículo sigo teniendo una sensación agridulce preguntándome si este es el futuro de la sociedad que nos depara.
Os cuento lo que ha pasado en la comida.
Enfrente de nuestra mesa había una pareja de turistas. Mientras estábamos comiendo, ha venido el camarero y les ha puesto una magnífica ración de arroz con bogavante para dos personas.
Antes de servirles, el camarero ha tenido que esperar a que ambas hicieran múltiples fotos a la comanda. Y una vez servida, seguían haciendo fotos y fotos a sus respectivos platos.
Durante toda la comida han estado permanentemente escribiendo con el móvil (con una mano sujetaban el móvil y con la otra el tenedor). Durante una hora apenas se han dirigido la palabra y estaban más atentas a lo que sucedía en el móvil (seguramente a miles de kilómetros de distancia) que a lo que estaba allí sucediendo en vivo y en directo.
Aunque en las redes sociales y sistemas de mensajería instantánea hayan subido unas magníficas fotos y vídeos de dicho plato con un sinfín de hashtags indicando lo foodies, healthies, hypsters y trendings que eran, ¿de veras creéis que hayan disfrutado de la auténtica experiencia de compartir un plato en un sitio acogedor y con buena compañía? Pues como muchos habréis respondido, ya os digo yo que no.
¿Dónde han quedado esas conversaciones, ese uso tan enriquecedor de palabras, gestos y miradas con nuestros interlocutores?
Es tal la dependencia a la que están llegando algunas personas con los dispositivos móviles que ya se ha llegado a acuñar un término, “phubbing”, que viene de la unión de las palabras “phone” (teléfono) y “snubbing” (despreciar) y que en castellano se ha traducido como “ningufoneo”.
El ningufoneo consiste en el acto de menospreciar, dejar de lado e incluso ignorar totalmente a quien/es nos acompaña/n al prestar más atención al móvil u otros aparatos electrónicos que a dichas personas.
En los restaurantes (como es el caso que comentaba al principio) se ha detectado que, de media, en cada cena se detectan al menos unos 36 casos de phubbing, siendo muy relevante indicar que, al preguntar cuál había sido la peor experiencia sufrida en un restaurante, el 97% de los encuestados indicaron haber sido víctima de phubbing en el transcurso de la misma.
Ya hay incluso restaurantes que no solo han prohibido el hacer fotos a los platos sino que han prohibido el sacar los dispositivos móviles durante toda la velada para conseguir lo que antaño se hacía: disfrutar plenamente de la comida y de la compañía.
La dependencia de esta tecnología está dañando seriamente las relaciones personales, la salud mental e incluso la productividad.
Esta dependencia del móvil está causando el aumento del estrés y llega a provocar comportamientos compulsivos como el de estar constantemente pendiente del móvil a la espera de recibir cualquier tipo de mensaje o buscar información de algo en cuanto nos venga a la cabeza ignorando por completo a nuestro interlocutor.
En las empresas es muy común comprobar que en las reuniones, hay gente que está más pendiente de su móvil que de lo que se está presentando en dicha reunión, siendo muy desesperante para todos el tener que repetir lo que ha presentado por la falta de atención y considerándose este comportamiento una grave falta de educación al ignorar por completo a la gente que está allí.
¿Cómo podemos enfrentarnos a dicho fenómeno?
Y como siempre, pedimos que actúes con el sentido común y sin perder nunca las normas elementales de educación.
P.D: Os recomiendo ver este aclamado corto que realiza y protagoniza una chica y que está basado en sus propias experiencias reales. En él muestra situaciones cotidianas en las que la gente de su alrededor están más pendientes de sus dispositivos móviles que de interactuar y vivir la experiencia junto a ella: