Innovación Legal
07 febrero 2022
¿Ha llegado la Gran Renuncia al sector legal en España?
Por Bárbara Román
TWITTER @NoLegalTech
Esto de la Gran Renuncia se viene detectando en EEUU desde el año pasado, y no es más que un abandono masivo y voluntario de miles de puestos de trabajo fijos por personas buscando mejores oportunidades sin que un despido las fuerce a ello. Para que os hagáis una idea, en EEUU han renunciado un número de personas equivalente a la población total de nuestro país. Ahí queda eso.
Parece que se trata de un efecto inesperado de la pandemia. Después de meses de ver nuestro estilo de vida amenazado por el dichoso virus, somos muchos los que nos hemos planteado si lo que hemos estado haciendo hasta ahora tenía sentido. ¿Es esta la vida que le quiero dar a mis hijos? ¿Tiene sentido trabajar como lo hago? ¿Resulta acertado seguir en esta carrera de la rata en que me he metido? ¿Me gusta lo que ocupa el 70% de mi semana?
Este fenómeno ya está llegando a España, se ha detectado dentro del sector tecnológico, y como vivo entre esos dos mundos, no puedo evitar preguntarme si no se trasladará próximamente al sector legal, desde luego con consecuencias muy desagradables para aquellas organizaciones que no estén preparadas para afrontar este cambio de paradigma. Porque con un grado de especialización alto, un mínimo conocimiento del negocio y saturación pandémica a la larga no parece posible cubrir la demanda de trabajadores si no les ofreces algo más que un sueldo a final de mes, más en un ecosistema como el nuestro donde la mayoría de las personas que ejercen el derecho lo hacen por cuenta propia y no es tan habitual eso de dejarse contratar si te dan los números.
Conciliación familiar, flexibilidad genuina, trabajo en remoto, valorar en definitiva que esa gente que trabaja para nosotros tiene una vida al margen del trabajo y quiere disfrutarla.
Cierto que en USA el cambio de trabajo se dibuja como una opción habitual entre profesionales capacitados, mientras que en España nos resistimos muchas veces a la novedad laboral, pero en mi propio entorno se están dando algunos casos. Por ejemplo, un compañero muy bien posicionado que ha venido preparando su despacho en los últimos meses para poder tener dos años libres de trabajo. Tiene un fondo de contingencia y está decidido a pasar más tiempo con su familia y haciendo lo que realmente le gusta: la investigación académica. Conozco a otras profesionales que, ya rondando los cuarenta, descubren que prefieren seguir su carrera profesional en otros ámbitos. y cierran el despacho para probar suerte en otra profesión.
Conozco abogados preparando oposiciones. Abogadas aceptando puestos de Letradas de la administración porque hace años se apuntaron a unas listas de sustitución y descolegiándose con más alegría que pesar. Abogados dejando los despachos que los han visto crecer profesionalmente los últimos años por intentar sacar adelante sus boutiques. Procesalistas cambiándose a la consultoría. Consultores saliendo de sus empresas para meterse en proyectos de clientes. Y a una abogada catalana en concreto que abiertamente confiesa que se ha cansado de pelear y quiere vivir tranquila.
En definitiva, gente que decide renunciar a lo que tienen porque prefieren trabajar menos y vivir mejor. O no trabajar, quien se lo puede permitir. Porque la vida es demasiado corta para pasar diez horas al día en un despacho, aunque sea el tuyo. Y ya no te digo si es el despacho de otra persona, donde al fin y al cabo intercambias tiempo de tu vida por un salario o un porcentaje de negocio que ni siquiera es tuyo. El tiempo es algo finito, e insustituible, y mucha gente está descubriendo que puede hacer cosas mejores con él. Más productivas, más rentables, con más sentido o simplemente, que la hagan más feliz.
Si te encuentras en alguno de estos casos, enhorabuena por darte cuenta a tiempo. Si no tienes ninguno de estos casos a tu alrededor, ten cuidado porque quizá la siguiente en hacer la Gran Renuncia seas tú.
Bárbara Román
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