25 noviembre 2024

Inteligencia artificial y salud mental de los abogados

Eva BruchPor Eva Bruch
TWITTER @evabruch

La implementación de la inteligencia artificial (IA) en el sector jurídico está transformando la práctica de los abogados, ofreciendo herramientas potentes para automatizar tareas repetitivas, mejorar la eficiencia y optimizar la gestión del conocimiento. Sin embargo, esta revolución tecnológica no está exenta de desafíos. Uno de los más significativos es su impacto en la salud mental y el bienestar laboral de los profesionales del derecho.

La abogacía es una profesión exigente: largas jornadas, carga de trabajo elevada y una constante presión por los resultados que generan un caldo de cultivo ideal para problemas de salud mental. Según el estudio del Ilustre Colegio de la Abogacía de Madrid (ICAM) realizado en 2024, el 66% de los abogados reportaron haber experimentado ansiedad en el último año. Casi la mitad manifestó haber sufrido fatiga, pensamientos negativos y alteraciones emocionales. El informe de la International Bar Association (IBA) “Bienestar Mental en la Profesión Jurídica: Un Estudio Global” halló que el 41% de los encuestados consideró que su trabajo tenía un efecto negativo en su bienestar mental. Estos datos ponen de manifiesto un problema persistente que la introducción de la IA podría agravar si no se gestiona adecuadamente.

Si echamos la vista atrás, este fenómeno no es nuevo. Durante los años 80 y 90, la llegada de los ordenadores y posteriormente de internet también generó incertidumbre entre los profesionales. Sin embargo, su impacto fue más moderado por varias razones: 1) La velocidad del cambio fue mucho más gradual 2) la percepción sobre la tecnología era algo distinta, más bien complementaba, no sustituía al abogado y por lo tanto no se percibía como una amenaza tan directa y 3) tampoco tenemos una medición del estado de la salud mental de los abogados en esa época, pues la sociedad no estaba tan sensibilizada como ahora.

El caso es que la introducción de la IA puede añadir más presión a la ya sobrecargada salud mental en nuestro sector:

  • La percepción de que las máquinas pueden sustituir funciones clave genera ansiedad en los profesionales. Aunque la IA no puede reemplazar por completo la experiencia y el juicio humanos, su capacidad para realizar análisis jurídicos detallados y redactar documentos fomenta el temor al desplazamiento profesional.
  • Paradójicamente, la IA no va a reducir la carga laboral. El mayor tiempo disponible de los abogados se ocupará en otro tipo de tareas, de más valor, más complejas y por tanto, también más estresantes, por no hablar de la necesidad de los despachos de captar más negocio para ocupar dicho tiempo ganado gracias a la IA.
  • Actualmente los abogados no disponen de la formación técnica necesaria para utilizar herramientas de IA. Sí pueden hacerlo de forma general planteando consultas y pidiendo resúmenes de documentos e informes, pero para obtener resultados óptimos y útiles, son necesarios unos conocimientos mucho más avanzados, lo que también genera estrés adicional.

Para paliar algunos de estos desafíos, algunos despachos y organizaciones están desarrollando iniciativas para promover tanto la adopción responsable de la IA como el bienestar de los abogados.

  • Los colegios de abogados están ofreciendo cursos sobre el uso de herramientas de IA facilitando así la adaptación tecnológica y reduciendo la ansiedad asociada al cambio.
  • El ICAM está promoviendo iniciativas de salud mental como el “Kit ICAM de la Salud Mental” que incluye materiales educativos y estrategias para la desconexión digital, un paso importante hacia el equilibrio entre la vida personal y laboral.
  • La ABA dispone de grupos de trabajo que estudian el impacto de la IA en la práctica jurídica y proponen medidas para minimizar sus efectos negativos.

La transformación digital siempre ha sido un gran desafío para las profesiones, y la abogacía no es una excepción. La llegada de la inteligencia artificial al sector está reconfigurando la práctica del derecho, pero también plantea un reto significativo para la salud mental de los abogados. A través de la formación, la regulación ética y el fomento del bienestar, el sector tiene la oportunidad de convertir la IA en una aliada, asegurando que los abogados no solo sobrevivan a esta transición, sino que prosperen en ella.

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