
Innovación Legal
17 marzo 2025
Por Eva Bruch
TWITTER @evabruch
Con la llegada de la Inteligencia Artificial Generativa, estamos viviendo el inicio de una nueva era tecnológica, solo comparable con la irrupción del correo electrónico y e internet.
En noviembre de 2022, OpenAI lanza ChatGPT. Dos años y medio después, el 48% de los despachos de abogados y el 58% de las asesorías jurídicas de empresa tienen la firme intención de invertir en inteligencia artificial generativa (ChatGPT, Gemini, Copilot, etc.). Llevo más de 25 años en el sector y jamás había visto semejante tracción en la adopción de nuevas tecnologías. Claramente, la IA es un tren de alta velocidad que ha adelantado por la derecha al viejo cercanías de la legaltech.
Otro dato curioso: en todos mis proyectos de implementación tecnológica en firmas profesionales, siempre ha sido necesario diseñar un plan de gestión del cambio para combatir la resistencia natural a la innovación. Ahora, en los despachos grandes, el 19% de los profesionales dice que dejaría su firma si esta no invierte en IA, y el 36% cree que la falta de inversión perjudicaría su carrera. En los despachos pequeños, estas cifras se sitúan en el 11% y el 25%, respectivamente. Es decir, por primera vez, son los propios abogados quienes exigen la adopción de esta tecnología.
Este cambio de paradigma ha convertido la IA en una prioridad máxima para las firmas, impulsada por la presión de los profesionales y la necesidad de gestionar los riesgos asociados (errores, alucinaciones, privacidad y confidencialidad). En este contexto, muchos despachos se encuentran en la tesitura de tener que tomar decisiones rápidas… sin tener muy claro por dónde empezar.
Mi recomendación es simple pero efectiva:
● Informar sobre la IA, su potencial y sus riesgos.
● Protocolizar su uso.
● Invertir en proyectos de IA.
● Formar adecuadamente a los profesionales.
El fine-tuning con datos de calidad, propios o de terceros confiables, es una de las líneas de implementación que aporta mayor seguridad y fiabilidad. Las soluciones de IA de las grandes editoriales del sector y la conexión con los sistemas propios de gestión documental y del conocimiento son dos ejemplos de estas líneas de acción más confiables.
A medida que esta tecnología madure, contaremos con herramientas que faciliten la comparación entre soluciones. En Estados Unidos, ya existen los Legal Benchmarks de Vals.ai, diseñados para evaluar aplicaciones en casos de uso concretos y compararlas con los resultados obtenidos por abogados humanos.
Entre los usos más habituales de la IA en el sector legal están la búsqueda y extracción de información, la elaboración de tablas comparativas, las traducciones y la preparación de borradores de documentos.
El problema de quedarse solo en la adopción de casos de uso básicos es que el recorrido estratégico es prácticamente nulo. La IA, al igual que el correo electrónico e internet en su momento, se convertirá en una commodity. Dentro de cuatro años, todas las firmas estarán usándola por igual.
Si una firma quiere realmente diferenciarse en el mercado apalancando en la IA, debe ir más allá. ¿Cómo?
● No limitándose a las soluciones comerciales disponibles, sino creando sus propias herramientas basadas en IA.
● Explorando agentes inteligentes y agentes conversacionales que combinen varias soluciones de IA con distintas funcionalidades.
● Utilizando benchmarks como LiveBench, que permiten monitorizar la mejor solución de IA para diferentes usos (razonamiento, generación de código, análisis de datos, etc.).
Para todo esto, será imprescindible formar equipos multidisciplinares que incluyan abogados expertos en IA, personal de TI con experiencia y profesionales dedicados a la innovación. La innovación, por cierto, no ocurre sola: necesita estructura, presupuesto y autonomía para llevar a cabo proyectos ambiciosos.
Estamos ante una nueva era, un nuevo ciclo tecnológico. Como en todos los anteriores, hay tres formas de afrontarlo:
1. No adaptarse y morir.
2. Adaptarse para no quedarse atrás.
3. Adaptarse estratégicamente para obtener una ventaja competitiva temprana y sostenible en el tiempo.
¿Qué opción vais a elegir?