Innovación Legal
24 febrero 2016
Si yo tuviera una tarjeta black……
Por Iñigo Jiménez, experto en movilidad de RedAbogacía.
muchas cosas compraría… Pero como no la tengo antes de comprar cualquier cosa me lo pienso bien, como buen consumidor final que soy. Y así, con esta versión de “Si yo tuviera una escoba” de Los Sirex, queremos despertar un poco vuestra conciencia.
Se han presentado recientemente varios modelos de teléfonos que han despertado muchísima expectación a nivel mundial a nivel mundial. El iPhone 6S de Apple, el Nexus 6P de Google o el Galaxy Note 5 de Samsung, junto con una renovada versión de sus sistemas operativos. Estos terminales no son precisamente baratos, pues rondan los 700 euros.
A pesar de los precios prohibitivos la gente no duda en hacer largas colas para ser de los primeros en adquirir uno de esos terminales.
Antes cada cierto tiempo los fabricantes presentaban terminales rompedores, que lograban cubrir un nicho de mercado hasta entonces no cubierto. En los últimos años los fabricantes presentan cada año (algunos incluso cada seis meses) su terminal “flagship” o terminal insignia.
Pero, ¿realmente merece la pena que anualmente hagamos un desembolso tan importante para tener en nuestras manos la última tecnología?
De un año a otro los modelos de un mismo terminal apenas suelen variar:
- Aumentan ligeramente la capacidad de la batería.
- Incorporan algunos sensores adicionales (como el NFC, lector de huella, etc)
- Mejoran levemente algunos elementos ya existentes (el GPS, la resolución de la cámara, la capacidad de almacenamiento o el procesador)
Lo mismo ocurre con las actualizaciones de los sistemas operativos, que apenas suelen cambiar:
- Cambios en el diseño.
- Mejoras en el rendimiento y arreglo de algunos fallos.
Siendo conscientes del uso que le damos al móvil de forma profesional (básicamente como agenda, para el envío y recepción de correos, para intercambios de mensajería instantánea, como cámara de fotos/vídeo, como navegador GPS e incluso para realizar y recibir llamadas telefónicas [curioso esto último, pues ahora usar el smartphone para realizar llamadas se ha convertido en algo secundario]), si no necesitamos unas características especiales que sí que nos pueda solventar ese nuevo dispositivo (por ejemplo que resista al polvo, al agua y a los golpes si trabajamos en entornos hostiles o que tenga una agenda tan grande que permita incorporar todos los contactos del pequeño Francisco Nicolás) nos deberíamos detener y reflexionar un poco al respecto.
Si resistimos a la presión de estar siempre a la última que nos quieren imponer los fabricantes y los medios de comunicación podemos tener un terminal que nos sirva como mínimo durante 4 años.
Seguro que ya habréis escuchado más de una vez lo de que antes cualquier cosa duraba más que ahora. Y en parte es cierto. Las baterías de los móviles y las pantallas son ahora mismo el talón de aquiles de los dispositivos móviles, pues con el paso de los años las baterías se acaban degradando y durando cada vez menos y al llevar con nosotros el terminal durante casi todo el día es muy probable que en un descuido se nos precipite al suelo, nos sentemos sobre él y se rompa la pantalla o incluso descubramos que se dobla (el famoso bendgate).
Si a eso le sumamos que algunos terminales, al actualizar el sistema operativo a la última versión, se vuelven lentos e inestables quizás es cuando empecemos a pensar en cambiar de dispositivo.
Algunos indican que eso es una estrategia por parte de los fabricantes para obligarte a cambiar con frecuencia de terminal (lo que se denomina obsolescencia programada).
A menudo simplemente reparando o sustituyendo los componentes que más fallan (batería, conectores de carga, pantalla, etc) podemos alargar sustancialmente la vida útil de un terminal.
Y si crees sinceramente que ha llegado el momento de cambiarte de dispositivo aquí tienes unas recomendaciones:
- Siempre el último modelo suele ser el más caro. Cuando sale una nueva versión de ese modelo los fabricantes bajan significativamente el precio del modelo anterior. Valora si te merece la pena adquirir la penúltima versión.
- Mira otras marcas y modelos y no te centres siempre en las mismas marcas. Hoy en día hay muchas marcas alternativas que ofrecen unos niveles de calidad y de garantía similares a las de los grandes fabricantes.
- Busca un terminal con las características que necesitas y que más se adapten a tí. ¿Estás seguro que vas a utilizar alguna vez el lector de huellas, el sensor cardíaco o el sensor NFC de ese nuevo terminal o que necesitas que tenga una memoria tan grande que sea capaz de almacenar la totalidad de varias bibliotecas jurídicas?
Si te compras un coche y al año, aunque saquen una versión mejorada, ni se te ocurre dejar de utilizar el que te has comprado para hacerte con el nuevo, pues el que ya tienes cumple con su finalidad, ¿por qué no actúas igual con los dispositivos móviles?