14 marzo 2022

Todo lo que estamos haciendo mal al enseñar legaltech

Elen IrazabalPor Elen Irazabal

Cuando empecé a dar clase, hace ya algunos años, sobre Inteligencia Artificial (IA) a abogados me di cuenta (por las preguntas de los alumnos) que faltaba la base para poder entenderlo. Por ejemplo, cuando hablamos de procesamiento de lenguaje natural, suelo hablar de los retos del lenguaje natural para que la máquina aprenda. ¿Cómo entender esos retos sin entender el límite de las máquinas? Por ejemplo: algoritmia, código, por qué da error una máquina, etc.

Si nos fijamos, podríamos pensar que al tratarse de una materia de IA, tendríamos que centrarnos solamente en IA, pero no… en tecnología muchas cosas (por no decir todo) está interconectado.

Tendemos a plantear la enseñanza en legaltech en materias distintas: ciberseguridad, blockchain, IA, etc. Pero todas ellas tienen un elemento en común: entender la base tecnológica. Cuando hablo de base tecnológica me refiero a entender los fundamentos informáticos que han dado lugar a las innovaciones de hoy en día.

Alguien podría pensar: si solamente me dedico al ámbito regulatoria en tecnología, ¿para qué entonces tengo que entender la base técnica? Precisamente porque la base jurídica no es un reto para el abogado, la técnica sí y es en la técnica donde el abogado que lo conoce puede aportar valor.  Los análisis jurídicos se aplican a tecnología, y es ese conocimiento lo que nos hace tener perfiles híbridos.

Suelo poner este ejemplo: los profesionales del derecho en IA suelen dominar muy bien conceptos de transparencia, sesgos o rendición de cuentas. Ahora, ¿cómo podemos aplicar estos conceptos sin comprender como funciona la inteligencia artificial o las ciencias de la computación? ¿podríamos comprender en qué consiste una caja negra solamente enseñando los conceptos jurídicos de la IA? Quizás de manera conceptual sí, pero de manera que podamos asesorar a futuros clientes probablemente no.

Pongamos otro ejemplo: Uno de los puntos al hablar de transformación digital, legaltech o innovación suele ser para poder emprender proyectos de tecnología en los despachos de abogados (ya sean grandes o pequeños). Al ser proyectos que fusionan derecho con tecnología con una base tecnológica, los abogados se encuentran con algo totalmente nuevo. Incluso, sus colaboradores ya no son clientes habituales ni abogados, sino ingenieros. Por otra parte, una pieza clave de los proyectos es saber qué solución tecnológica dar a un problema de negocio que queremos solucionar. ¿Cómo saber de antemano qué solución tech es la más viable para nuestro problema sin saber cómo funciona? ¿cómo ayudar a diseñar un proyecto de tecnología sin saber a qué se enfrentan los ingenieros al hacerlo?

Para acabar, pongamos como ejemplo un perfil profesional que está muy de moda: el del perfil en ciberseguridad (ya sea en protección de datos como algo más amplio como seguridad de la información): Para este perfil es básico saber cómo funciona internet y unas nociones básicas de redes y sistemas. Conociendo cómo funciona internet se puede entender mucho mejor las medidas de seguridad aplicables a cada caso. Aquí estaría la diferencia entre aquellos que asesoran en poner (por ejemplo) un antivirus, porque es lo que todo el mundo hace o lo requiere la norma, que aquel profesional que entiende la función que tiene un antivirus dentro del sistema.

Por lo tanto, para el abogado el reto no está en aprender conceptos jurídicos aplicados a tecnología, ya tenemos la base adquirida desde la carrera y desde la práctica. Sin embargo, sí es un reto hacer “click” y acercarnos a entender el mundo técnico. No es cuestión de aprender a conocer todas las materias o aplicaciones de legaltech, sino en captar y asimilar conocimientos de base técnica por las cuales se sustentan esas materias y aplicaciones.

Toda la información sobre tecnología está en internet, para saber entre cual discernir es fundamental esa base.

Aprender de fundamentos técnicos no lleva ni mucho tiempo ni mucho coste. No es cuestión de que nos volvamos ingenieros, sino en conocer mínimamente principios que nos ayuden a ser abogados más competentes en tecnología.

Elen Irazabal

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