![](https://www.abogacia.es/wp-content/uploads/2018/02/blog-de-innovacion-legal-e1562669103265.jpg)
Innovación Legal
28 diciembre 2015
¿Qué es una promoción? Simplificando y sin entrar en terminología y definiciones legales que a pocos más que a los abogados nos gustan (y no siempre) podríamos decir que una promoción (‘combinación aleatoria’ para los puristas) es una acción que tiene por objeto lograr un reconocimiento de una marca o producto concreto y que lleva aparejada la búsqueda de una optimización de resultados (ya sea obteniendo una mayor venta del producto promocionado, incrementando su base de datos de clientes/prospects, o ambos).
Pero no toda acción comercial que tenga dichos objetivos es ‘estrictamente’ una promoción. Para que exista promoción deben darse tres premisas:
– Una llamada a la acción del usuario
– Una respuesta efectiva del usuario (que en ningún caso debe venir condicionada por el pago de un precio asociado a su participación ni un sobreprecio del producto que se promociona -de ser así, ya no estaríamos hablando de una promoción)
– Un incentivo/premio que el usuario podrá recibir si completa el proceso promocional concreto.
Hasta aquí parece sencillo y técnicamente se trata de seguir un camino que no reviste mayor complejidad, pero entonces llega el momento de echar un vistazo a esa temida ‘parte legal’… “¿No puedo hacerlo sin más? Crear, diseñar y publicar?”. Pues no. O sí. Eso dependerá ya de las ganas que uno tenga de enfrentarse a los posibles futuros problemas con Hacienda, la omnipresente AEPD, organismos de consumo y por supuesto, los propios usuarios descontentos con el resultado de esa, tu ‘genial’ idea.
Pues bien, si no quieres que tu campaña promocional se vaya a pique no olvides revisar ‘con cariño’ los siguientes puntos:
Es un punto importante porque en función de ello, será necesario realizar una comunicación a la Agencia Tributaria (nacional) o al organismo de juego del lugar en que pretendamos desarrollar la acción; en ambos casos, tendremos que liquidar una tasa (normalmente del 10% al 15% del valor del premio que se pretende entregar) y en ocasiones, también una tasa administrativa concreta por los servicios de gestión.
Y pensaréis, “Pues sí que hay normas!” y yo os digo: “Correcto; éstas y más“ (no olvidemos que estamos simplificando). Lo importante es que el contenido de toda esta ‘retahíla’ de normas, debe ser tenido en cuenta a la hora de redactar las necesarias bases legales de la promoción, determinar los claims de la acción, diseñar los textos legales obligatorios a incluir en la creatividad, o crear un formulario de recogida de datos de los participantes.
Los sectores regulados han ido creciendo y con ellos, también su específica regulación (refiriéndonos con ello, no sólo a la normativa per se, sino también a los numerosos códigos de autorregulación que conviven con los primeros de manera, más o menos, pacífica). Por tanto, ojo también con chequear que el producto que se promociona no cuenta con una norma específica que modifique de algún modo la norma general.
Y sí…lo sé. Luego está el “pues todo el mundo lo hace y no pasa nada”. Todo un clásico. Feel free. Siempre puedes arriesgar. A los que sí que les ha pasado algo alguna vez no les vuelves a oír esa frase. Normalmente porque les costó una sanción y un cliente. Pero OK. No dramaticemos. Consiste en simplificar, planificando.
Es posible que se me escape algo pero lo fundamental, simplificado, está aquí. ¿Mi recomendación? Crea, diseña, marca tu plan estratégico apostando por campañas promocionales ambiciosas, pero no restes importancia a esa parte legal que debes tener cubierta para prevenir sustos (…o muerte).
Alejandra Camacho
Miembro de Enatic