Innovación Legal
27 febrero 2017
Yo, el abogabot
Gracias al gran avance que ha tenido la tecnología en estos últimos años y gracias a la extensión de la “nube”, del Big Data y de la Inteligencia Artificial estamos empezando a ver los primeros resultados en múltiples facetas.
Por ejemplo, es habitual que las Fuerzas de Seguridad, gracias al análisis de una cantidad ingente de datos provenientes de redes sociales, publicaciones en foros, hábitos, etc., puedan intuir de forma muy precisa cuándo se va a desarrollar una posible manifestación no convocada por los cauces legales o cuándo en una zona determinada empieza a haber un aumento significativo en algún tipo de delito.
Los supermercados y grandes superficies comerciales son capaces de saber los hábitos de consumo de sus visitantes, por dónde se mueven dentro de su supermercado e incluso pueden intuir con mucha facilidad estados personales por la compra de determinados productos: por ejemplo adquirir determinados productos ricos en vitamina B9 (ácido fólico) junto con la compra de ciertas cremas corporales podría indicar que dicha persona se encuentra en estado de buena esperanza; al igual que si detectan la compra de productos para reforzar el cabello, por ejemplo, podrían intuir que empieza a padecer de problemas de alopecia o que tiene episodios de estrés que hacen que tenga pérdida considerable de cabellos. Con esta valiosa información los supermercados pueden empezar a “bombardear” a los usuarios con productos para bebés, tratamientos capilares o incluso viajes o experiencias relajantes anti estrés.
Y esto del Big Data, la nube, la Inteligencia Artificial y todas las tecnologías alrededor de estas, ¿se podría utilizar en el ámbito de la abogacía?
Pues la respuesta es un rotundo, sí, y de hecho ya hay un término para definirlo: “LawTech”.
Ya han empezado a salir las primeras startups que ponen dichos servicios a su disposición para la ayuda de los despachos.
Imaginemos que tuviéramos un sistema automático que se encargara de rastrear millones de leyes y sentencias y que éste encontrara casos similares a un caso que estuviéramos llevando y sacara una argumentación común a todos ellos. Esto representaría una enorme ventaja para el abogado, pues le permitiría planificar una estrategia con muchísima posibilidad de éxito.
Y ahora imaginamos que tuviéramos un sistema que se encargara de rastrear millones de documentos, correos electrónicos, páginas web, redes sociales, movimientos de las cuentas bancarias, y que fuera capaz de recoger evidencias de posibles delitos de blanqueo de dinero o de fraude.
Y por último imaginemos que estamos especializados en patentes y marcas y tenemos un sistema que automáticamente ante la petición de documentación de un Organismo de Patentes y Marcas, éste se encargue de redactar automáticamente dicho documento incluyendo las cuestiones identificadas por la ley, las reclamaciones afectadas y citas y que además este nos ayude a predecir el grado de probabilidad de que este se llegue a desarrollar.
Pues no hay que imaginar nada, puesto que estos tres ejemplos son tres ejemplos reales que se están produciendo todos los días. De hecho en el segundo caso, se consiguió destapar una red de sobornos y corrupción a grande escala de una importante empresa automovilística (un equipo de siete personas consiguió analizar más de 30 millones de documentos a razón de 600.000 documentos al día gracias al uso de dicho “robot”).
No es el futuro, es el presente, adopta a un robot.