10 abril 2025

Humanización, humanización, humanización

Por Ginés Zamora Gil, abogado del Servicio de Orientación y Asistencia Jurídica Penitenciaria de Sevilla.

El pasado 19 de marzo nuestro compañero José Sánchez publicó en este blog un gran artículo sobre el populismo punitivo. En esta entrada me gustaría continuar un poco ese hilo.

Estamos inmersos/as en una sociedad cada vez más deshumanizada y que incapaz de resolver adecuadamente sus conflictos, frustrada y desesperada por no saber combatir la injusticia, recurre a cebar el derecho penal y a endurecer el castigo, generando  con ello más injusticia y crueldad.

La crisis (y, por qué no, fracaso) del sistema penal y penitenciario es una evidencia que responde a su propio planteamiento. Remontándonos al origen de la privación de libertad como forma de castigo nos encontramos con que se procuró humanizar al mismo dotándolo de un fin, de una utilidad, conseguir un cambio de la conducta, una resocialización. Si bien, a día de hoy, el castigo no parece el mejor de los instrumentos pedagógicos y por definición mal puede dar ese resultado. Pero, es más, la sanción penal es un castigo despersonalizado, absolutamente objetivo que se impone sin tener en cuenta a la persona que se castiga,  no se sabe nada de ella (y poco lo interesa), sólo importan los “qué” y no los “por qué”.

CárcelAdemás vivimos una época de involución en la que van ganando espacio las teorías de la pena basadas en la mera retribución o en la incapacitación y exclusión de la persona penada, lo que lleva a muchos/as autores a afirmar con rotundidad que “la ideología resocializadora”  está en crisis y comprometida la humanización de las prisiones. A esto tampoco ayuda la insuficiencia de medios materiales y personales  y una cada vez más que preocupante dependencia del “tercer sector”.

Y tampoco puede decirse que las políticas púbicas vayan encaminadas a buscar soluciones eficaces a proceso de deshumanización, baste referir algunos ejemplos como lo son el uso de la Inteligencia Artificial (IA) y tecnologías digitales relacionadas  por parte de los servicios penitenciarios y de libertad condicional, frente a la que se antoja insuficiente la recomendación del Comité de Ministros Consejo de Europa de que sea utilizada de forma legítima y proporcionada, y solo si éstas contribuyen a la rehabilitación de las personas condenadas: https://www.coe.int/en/web/artificial-intelligence/home .

Otro ejemplo, éste del otro la del charco, es la propuesta que ya se ha formulado en prisiones norteamericanas de usar la realidad virtual para combatir el aislamiento:

https://virtuabarcelona.com/2025/03/25/realidad-virtual-en-folsom-state-prison-una-herramienta-innovadora-para-la-rehabilitacion/

Siendo el aislamiento un problema grave en prisiones como las de California donde personas presas llegan a pasar 22 y 23 horas en celdas individuales en absoluta ausencia de interacción social y una privación sensorial extrema con efectos devastadores en la salud mental, las autoridades penitenciarias parece ser que han comenzado a probar tecnologías innovadoras como la realidad virtual en programas piloto, “a través de la cual crean entornos digitales inmersivos que pueden ofrecer experiencias sensoriales que simulan la interacción con el mundo exterior, brindando una sensación de escape y reduciendo la sensación de claustrofobia y desesperanza que a menudo acompaña al aislamiento”.

Y, me pregunto yo ………,¿no se les ha ocurrido, ni por un momento, al menos aliviar o reducir ese aislamiento tan salvaje e inhumano?.

La verdad es que cosas como ésta bien cabrían en el estribillo de la chirigota de Cádiz “Los del búnker de abajo” cuando cantan aquello de “normal que llegue el fin del mundo” , y que no me resisto a enlazaros para, por lo menos, añadir una nota de humor: https://www.instagram.com/reel/DHtlZrJoXCr/ o bien https://www.tiktok.com/@karmanantz75/video/7486552273871719702 .

También, y de ahí el título de esta reflexión, dan ganas de emular la película  “Beetlejuice” (“Bitelchús”) y repetir tres veces su nombre, a ver si aparece: “!!!HUMANIZACIÓN, HUMANIZACIÓN, ……(pausa para generar suspense)…. HUMANIZACIÓN!!!” y !CHÁS, aparece a tu lado!.

Con el patio así sería legítimo preguntase,  ¿somos utópicos/as? ¿Tal vez trasnochados/as?. Pues ni una cosa ni la otra, batallamos por la humanización y con nuestro esfuerzo se logran avances.

En este sentido nada mejor que las palabras de la gran Manuela Carmena que nos regaló en  la 11ª Jornada Interdiocesana de Pastoral Penitenciaria de Galicia que se celebró bajo el título de “Una Justicia Penitenciaria al servicio de la reinserción”, y aunque  no tuve la suerte de asistir, sí me han llegado los ecos de su intervención y de cuyas reflexiones es en gran parte reflejo esta entrada en el blog.

Decía Manuela:  …“nos tildan de que somos utópicos cuando queremos hacer las cosas diferentes, cuando queremos plantear que uno de los elementos más definitivos que tiene que haber en el castigo es precisamente la humanidad” … y recordando a Concepcion Arenal decía:  …”que te llamen utópica no insulta pero desacredita y quienes  pensamos que es posible esa humanización  no somos utópicos aunque nos lo digan porque hacemos posible   que se consiga   mejorar la realidad”.

 Y sin duda  esa manera de pensar nos alcanza a quienes nos movemos por estas lides.

Es cierto, como indicaba en su ponencia, que el castigo no es  la solución pero hoy por hoy no tenemos otra alternativa y como no la tenemos (aunque nos gustaría) debemos seguir en nuestro empeño en procurar “la humanización del individuo como el elemento determinante como esa especie de sabia necesaria para que las cosas funcionen”.

Y es innegable que logramos cosas, aunque sea poco a poco y en dosis más pequeñas de las que anhelamos; Por citar un ejemplo reciente la mal llamada instrucción sobe comunicaciones “sin barreas”, (que debiera llamarse “comunicaciones sin cristales, o con unas pocas menos de barreras”) y sobre la que nuestra compañera Maria Luisa Díaz Quintero nos regaló  un fantástico artículo.

Que logramos cosas lo pudimos ver, por ejemplo, en la “Jornada de sensibilización para la reinserción social de personas privadas de libertad” que el pasado 25 de marzo organizó en Sevilla el Defensor del Pueblo Andaluz de la que es de descartar el esfuerzo e implicación que de forma constante mantiene la Defensoría del Pueblo de Andalucía en la defensa de los derechos de las personas privadas de libertad y, por supuesto, y como quedó de manifiesto, el compromiso, labor y esfuerzo de la red de Entidades de Entornos Penitenciarios en Sevilla (EnRedes) en su empeño por humanizar el entorno penitenciario.

La humanización es posible, es necesaria, luchamos por ella y la hacemos posible no pudiendo cejar en nuestro esfuerzo y empeño como contrapeso a una tendencia social que se aventura en muchos aspectos siniestra y contraria a ella.

 

 

 

 

 

 

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