Las cosas son imposibles mientras lo parecen (Concepción Arenal)
09 septiembre 2016
La Justicia y la imagen de la Justicia
El martes 6 de septiembre se abrió, de forma oficial, un nuevo Año Judicial. Comienza un nuevo periodo para recuperar e impulsar muchas de las actuaciones que la Abogacía tiene pendientes, en un periodo de especial intensidad y, también hay que decirlo, desconcierto político.
Muchas son las tareas en las que la Abogacía institucional se ha involucrado y muchos los retos autoimpuestos a los que debemos responder. Aunque aún, casi un año después, seguimos con un gobierno en funciones, no hemos dejado de trabajar para avanzar en la consecución de un Pacto de Estado por la Justicia, y para ello hemos mantenido y mantenemos reuniones con diversos operadores jurídicos con los que compartimos diagnóstico y ganas de cambiar las cosas. Queremos tener preparado un proyecto para el nuevo gobierno sin esperar siquiera a que se constituya, como ya hemos dicho reiteradamente.
La mejora en las retribuciones a los profesionales del Turno de Oficio es otro de nuestros empeños en este curso. Tanto la actualización de baremos como la puntualidad en el pago.
Avanzar en la promulgación de una Ley del Derecho de Defensa o progresar en el desarrollo tecnológico para agilizar los procedimientos judiciales son otros de los múltiples deberes para este curso que empieza. Todos ellos están enfocados a un único objetivo: acabar con los males endémicos de la Justicia, modernizarla, hacerla más transparente, más cercana al ciudadano.
Una imagen de la ceremonia de apertura del Año Judicial ha suscitado numerosos comentarios por encima de todas las demás y se ha hecho viral en redes sociales. Es decir, ha llegado de forma masiva a los ciudadanos. Es la imagen del Rey Felipe VI con los magistrados de la Sala de Gobierno del Tribunal Supremo, imagen que se repite desde hace décadas: no hay ni una sola mujer entre ellos. Entre todos los problemas que afectan a la Justicia esto puede parecer algo anecdótico o menor, pero no lo es en absoluto.
Si la Justicia quiere estar cerca de los ciudadanos, debe ser representativa de la sociedad en la que se imparte. Todos sabemos que las mujeres son mayoría en las Facultades de Derecho y en la base de las profesiones jurídicas, pero su presencia se va reduciendo a medida que se asciende a los órganos superiores o de representación. Es cierto que esta situación no es exclusiva del ámbito judicial, pero el mundo del Derecho, el mundo de las leyes debe ser ejemplar en esto, debe marcar el camino hacia una sociedad igualitaria, hacia un verdadero Estado de Derecho.
Algo hemos avanzado, desde luego. Hace unos años, el hecho de que no hubiera mujeres en la imagen oficial de la Apertura del Año Judicial no era siquiera motivo de comentario. Hoy se censura y se critica abiertamente y esa deficiencia intolerable se ha impuesto en la percepción social a cualquier otra – y son muchas- de las que afectan a la administración de Justicia. Mañana, dejará de ser noticia porque el techo de cristal se habrá roto definitivamente.
No es cuestión de tiempo, es cuestión de voluntad y convicción para construir una sociedad realmente democrática, es decir, igualitaria.