Las cosas son imposibles mientras lo parecen (Concepción Arenal)
24 noviembre 2017
Violencia contra las mujeres. ¿Hacemos todo lo que tenemos que hacer?
Tenemos que acabar de una vez con la violencia contra las mujeres. Nuestra lucha debe llevarse a cabo todos los días del año, a cada minuto trabajando por la igualdad.
El 23 y 24 de noviembre se han desarrollado en Vigo las V Jornadas de Abogadas y Abogados de Violencia de Género. Estas fueron mis palabras en la inauguración:
Entre todos los execrables e insoportables asesinatos de violencia de género que se cometen en nuestro país, uno reciente nos ha golpeado con especial virulencia. Y no porque el asesino acabara con la vida de Jessica a las puertas del colegio de Elda cuando recogía a su hijo de tres años. No porque le disparara cinco veces entre los llantos, gritos, carreras e inmenso dolor de quienes buscaban a sus pequeños en el centro de Infantil y Primaria para niños de cinco a once años. Sino porque Jessica lo había denunciado una y otra vez: cuando la maltrató y cuando él quebrantó la orden de alejamiento.
Y aun así, su expareja le quitó la vida, una vida de solo 28 años.
Ella hizo todo lo que tenía que hacer, por eso su asesinato nos obliga a preguntarnos con toda crudeza desde el ámbito de la justicia: y nosotros, ¿hicimos todo lo que teníamos que hacer? ¿Hacemos todo lo que tenemos que hacer?
Las cifras oficiales nos dicen que entre el 1 de enero y el 10 de noviembre de 2017, 44 mujeres han sido asesinadas por sus parejas y exparejas y 23 menores han quedado huérfanos. Otros tres asesinatos están en investigación. Nueve de las mujeres asesinadas habían denunciado previamente a su asesino.
Sin embargo, a pesar de esta terrible realidad, el 27,4% de los jóvenes de entre 15 y 29 años cree que la violencia machista es “una conducta normal” en el seno de una pareja y el 21,2% considera que la violencia machista es “un tema politizado que se exagera”, según un reciente informe del Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud, para el que han entrevistado a más de mil jóvenes de 15 a 29 años.
Algo no funciona en nuestra sociedad si la violencia sobre la mujer se ve con normalidad, especialmente entre las personas más jóvenes. Mucho está fallando en todos los ámbitos – educativo, asistencial, judicial, etc.- si cada semana un hombre asesina a una mujer con la que mantiene o ha mantenido una relación de pareja y no se hace nada, salvo modificar una fría cifra en las estadísticas y guardar un minuto de silencio.
Quienes trabajan en este ámbito coinciden en que faltan medios. Nos congratulamos cuando los partidos políticos aprobaron un Pacto de Estado contra la Violencia de Género, pero de poco sirve llegar a acuerdos para que se queden en un papel. Hay que invertir lo necesario, que es mucho, para desarrollar todas las medidas que se han adoptado si de verdad se quiere acabar con la violencia de género.
Y toda la sociedad debe comprometerse en esta tarea porque una sociedad democrática y de Derecho se sustenta en principios básicos como la anteposición de la libertad a la esclavitud y el servilismo; la igualdad a la desigualdad; la solidaridad al desprecio; el respeto a la intolerancia o el diálogo al conflicto, y en esa sociedad, la protección de los derechos de las personas, la protección de la vida de las mujeres es un deber indiscutible.
Cuando hablamos de educación, no hablamos solo de la escuela. De nada sirve que en las aulas se reitere que hombres y mujeres somos iguales en derechos, que amor no es sinónimo de posesión, sino de libertad, que la violencia nunca está justificada si en nuestras casas, en los medios de comunicación, en las instituciones se viven a diario situaciones de desigualdad y de discriminación más o menos evidente hacia las mujeres.
Desde la Abogacía estamos obligados a hacer cuanto esté en nuestra mano para acabar con la aberración de la violencia de género, con esta anomalía que no es sino la peor y más abominable expresión de la desigualdad de nuestra sociedad.
La formación especializada es una de las mejores armas con las que contamos en esta tarea para proteger los derechos de las mujeres y sus hijos que sufren violencia.
Nuestro compromiso es firme y nuestro nivel de exigencia, muy alto. Estas Jornadas de Abogadas y Abogados de Violencia de Género son una muestra de ello porque trabajamos con el objetivo de dejar de ser necesarios. Eso significará que entre todos hemos erradicado definitivamente la violencia contra las mujeres de nuestra sociedad.