El coronavirus como termómetro de la política de salud global

La Organización Mundial de la Salud (OMS) acaba de declarar que el coronavirus Covid-19 representa una pandemia global. Es la última pandemia de las que han ido apareciendo a lo largo de las últimas décadas con repercusiones globales de salud. Las pandemias se conocen desde dos siglos atrás, pero los avances en los sistemas de salud, los nuevos tratamientos y las medidas preventivas generaron la ilusión de su erradicación. Sin embargo, la aparición de nuevos agentes patógenos y la reaparición de otros que se consideraban controlados, añadidos al potencial multiplicador de la globalización, han agravado su impacto ya no sólo como problema de salud mundial sino, también, como problema de seguridad internacional.

Para darles respuesta se dispone de un sistema y una política de seguridad global que ya cuenta con elementos propios de una política pública como las instituciones, las normas, los instrumentos y un modelo de gobernanza global que ha pasado de adoptar medidas reactivas, excepcionales y caso por caso (segurización) a convertirse en un modelo de respuesta más preventivo y sistematizado (medicalización). Como todas las políticas en construcción, el avance de la política de salud global depende de la prioridad que ocupe en las agendas nacionales e internacional, una prioridad que se instala en la urgencia con cada nueva pandemia y en el olvido cada vez que decrece la atención social. Este documento analiza cómo el coronavirus COVID 19 ha vuelto a poner a prueba la política de salud global.

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