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OPINIÓN
LA ABOGACÍA,
LA JUSTICIA
Y EL PACTO
QUE SE ROMPIÓ
L firmó ese Pacto entre el Gobierno, el Partido Popu-
lar y el Partido Socialista. Y se puso en marcha. En el
acuerdo se preveía la reforma del Tribunal Supremo y
del Constitucional, así como del Consejo General del
Poder Judicial, la redefinición de competencias de los
TSJ y un nuevo mapa judicial, cambios en la carrera ju-
dicial y en el Ministerio fiscal, la puesta en marcha de la
Oficina Judicial –de esto hace quince años y seguimos
en mantillas-, la elaboración de un Plan Estratégico de
Nuevas Tecnologías, la mejora de las infraestructuras y
de la financiación, diversas reformas legales y un nuevo
Estatuto de la Abogacía, que ese sí que salió adelante,
después de estar retenido durante once años.
Pero ese Pacto sólo duró dos años y
aunque se acometieron algunas reformas
pactadas, la parte más importante volvió
a quedar detenida otra vez, al albur de lo
que el PSOE frente al PP y el PP frente al
PSOE, decidían en cada ocasión.
a Justicia no espera ningún premio” de-
De esa etapa es, también, la “Carta de
cía Cicerón. Pero eso no debería signifi-
Derechos y Deberes de los Ciudadanos
car que no merezca un mínimo recono-
ante la Justicia”, pactada con todos los
cimiento, un apoyo básico, que nunca ha
CARLOS partidos políticos que era una pieza maes-
tenido, una dignificación en personal y
CARNICER DÍEZ
tra del acuerdo y una restitución de su
en medios, una regeneración que la aleje
Presidente valor ciudadano, pero cuya aplicación ha
definitivamente de la lucha política y una
del Consejo general
sido prácticamente nula.
fortaleza que haga que los ciudadanos
de la Abogacía
Casi todos los temas que formaban par-
puedan sentirse satisfechos de ella y no
Española te de ese Pacto siguen estando pendientes,
pensar, con razón, que es lenta, cara, in-
(2001-2016) pero no haberlos afrontado a tiempo y,
eficiente e ineficaz en muchos casos. No
sobre todo no haberlo hecho con los con-
parece demasiado pedir para algo que es
sensos más amplios, ha provocado un ma-
“un valor superior” de nuestro Estado so-
yor deterioro de la Justicia. Ahora, como
cial y democrático de derecho, como deja
he dicho al principio, todos coincidimos
establecido el artículo 1 de nuestra Cons-
en el diagnóstico y en lo imprescindible de la reforma,
titución. Que para alcanzar ese objetivo es necesario
aunque quienes ostentan el poder o luchan por él po-
un Pacto de Estado con todos los actores jurídicos, con
nen por delante de la reforma de la Justicia otras, sin
los sindicatos, con los partidos políticos y con los ciu-
duda importantes, pero no excluyentes.
dadanos es algo que ya no discute nadie, aunque nos
ha costado años reivindicarlo en cada ocasión posible
MUCHO EN JUEGO
y convencer a todos que se puede conseguir.
Lo que está en juego no es sólo una reforma de los ór-
La Abogacía Española sigue empeñada, orgullosa-
ganos jurisdiccionales y de la elección de sus miem-
mente comprometida y empeñada, en lograr ese Pacto
bros ni la necesidad de regular, de una vez, el derecho
por la Justicia que acabe con siglos de desatención, con
de defensa, el guardián y la garantía del ejercicio de
la desafección, voluntaria o no, de los políticos de todos
todos los restantes derechos. No es sólo la necesidad
los colores a hincar el diente a ese problema y que trai-
de convertir la Justicia en un servicio público eficien-
ga definitivamente a los juzgados y tribunales al siglo
te o de dignificar de una vez el Turno de Oficio y la
XXI. Es una lucha que dura años y que estuvo a punto
Justicia Gratuita. No es sólo el cambio del modelo de
de ser posible hace quince años. Quienes lo impidieron
instrucción penal o el fortalecimiento de la indepen-
sabrán las verdaderas razones de aquello.
dencia judicial. No lo es la modernización telemática
Cuando en 2001, apenas iniciado mi mandato al
indispensable y seria de la Administración de Justicia,
frente de la presidencia del Consejo General de la Abo-
para equipararla a lo que funciona perfectamente y des-
gacía española empezamos a trabajar en esa dirección
de hace años en la Hacienda pública o en la Seguridad
estuvimos a punto de lograrlo. Se decía entonces, en el
Social, por ejemplo, o la interoperabilidad real entre
comienzo de la legislatura, que la reforma de la Justi-
las distintas Administraciones. Es todo eso, pero, sobre
cia era una prioridad fundamental y perentoria, por la
todo, es un problema de calidad real de la Justicia. Y la
insatisfacción de los ciudadanos, que requería un plan
calidad de la Justicia no es sólo la de los jueces, la del
de choque desde donde se podía hacer, es decir, en sede
proceso o la de las sentencias, que también; la calidad
parlamentaria. Y se hizo. El 28 de mayo de 2001 se
10 _ Abogacía Española _ Noviembre 2016