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EL ARTE DE ABOGAR II
EL ARTE DEL ABOGADO PARA
JUGAR CON LOS TIEMPOS
E l Libro del Eclesiastés nos recuerda
creto, aunque debe contar con la variable del tiempo de
aquello de que hay un tiempo para cada
incertidumbre jurídica y la de la calidad de la jurispru-
cosa y diríase que estaba dirigiéndose a
dencia. Se trata del tiempo para formación.
los abogados y jueces. No hay mayores
En efecto, tanto sabes, tanto vales, y el conocimien-
guardianes del tiempo, pese a que Eins-
to del derecho positivo, su vigencia e interpretación no
tein nos desveló su relatividad, pues no
es algo que se improvise, pues sería infantil pensar que
tiene el mismo significado para clientes, procuradores,
en las clases de la Facultad agotan la fuente de ciencia
jueces y abogados.
hasta la jubilación. Prontamente, el abogado novicio se
Los clientes suelen percibir que su asunto va lento e
percatará de que la Constitución cuando proclama la se-
incluso abrigan la sospecha de que su abogado no le de-
guridad jurídica demuestra su sentido de la ironía, y que
dica el tiempo que merece. Además cuan-
resulta cuestión primaria para la abogacía
do toque pagar los honorarios, ya sea con
el jugar y controlar los tiempos especial-
victoria o derrota judicial, pensará igual
mente para formarse, hacer vida social y
que cuando se paga al fontanero, que el
organizarse. tiempo invertido en el trabajo no ha sido
Esta labor de estudio e investigación ju-
tanto como el que se le ha facturado.
rídica, resulta imprescindible ya que salvo
Para los procuradores el tiempo es esen-
el oráculo de Delfos, pocos abogados ofre-
cial, pues de la celeridad de las comuni-
cen respuesta inmediata y certera para
caciones y del cumplimiento de los pla-
el cliente que acude a consultarles por el
JOSÉ R. CHAVES
zos depende su credibilidad y el impulso
riesgo de espetarles información sesgada,
Magistrado del litigio.
escasa y sobre fenómenos jurídicos que
Para los jueces el tiempo es elástico pues
suelen ofrecer más sorpresas que las mu-
lo administran sin sombra de espada de
ñecas rusas. Si el caso se ofrece sencillo y
Damocles, aunque carecen del cómodo
respuesta elemental, el abogado prudente
silencio administrativo por lo que no pue-
bien hará en guardársela para servírsela
den nuestros jueces escudarse en una suer-
más adelante, tanto para que el cliente
te de silencio procesal con sentido estima-
valore más el trabajo, como para confir-
torio o desestimatorio.
marla o desecharla con todo fundamento.
Para los abogados el tiempo se alza en
La formación que ofrece la graduación
una variable crucial pues debe ser respeta-
universitaria es un trampolín para el ejer-
do con la misma pasión que en las etapas de cortejo de
cicio profesional pero una vez dado el salto profesional
amor juvenil, en las que la puntualidad, la dedicación y
hay que saber bucear, flotar y nadar. Y para ello hay
el cómputo de horas se llevaba con extrema atención.
que dedicar tiempo a especializarse y actualizarse. La
Al fin y al cabo, la relación entre abogado y cliente es
especialización requiere profundidad en el dominio de
la propia de dos personas que tienen fe e ilusión en una
la disciplina y la actualización requiere estar alerta a las
empresa común y los tiempos son primordiales.
novedades legales y jurisprudenciales.
El abogado de la anterior generación solía ser como el
El buen agricultor, sabe que la cosecha depende del
médico de cabecera que asesoraba al cliente sobre todo:
cuidado en la siembra y el cultivo, aunque cuenta con la
propiedad, herencias, multas, impuestos, salarios,etc.
variable del tiempo atmosférico y la calidad del suelo.
Hoy día, mas allá de una opinión intuitiva o del aroma
El buen abogado sabe que hay que dedicar tiempo a la
de razón jurídica que facilita un abogado experimenta-
siembra de su bagaje jurídico y al cultivo del litigio con-
do, la prudencia aconseja al cliente acudir al especialista
46 _ Abogacía Española _ Octubre 2017