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CARTA DEL EDITOR
E Protección de Datos: se acaba el plazo
© 123rf.com/kiatdumrong
l 25 de mayo entrará en
vigor el Reglamento de
Protección de Datos que
se aplicará en España y
en el resto de los países de la Unión Europa. Y
no habrá moratoria ni marcha atrás, como ha ase-
gurado la directora de la Agencia de Protección
de Datos, Mar España. Es un cambio sustancial
respecto a la normativa actual que afectará a las
Administraciones públicas, pero también a todas
las empresas, grandes, pequeñas y medianas. Tam-
bién, y mucho, a los despachos de abogados, a los
Colegios y al propio Consejo, que ya ha designado
un nuevo Delegado de Protección de Datos (DPO).
El Reglamento permitirá aumentar la deteriorada
confianza en la economía digital –tenemos muy
reciente el caso de Facebook- y establece la priva-
cidad por defecto. Las sanciones que se anuncian
pueden ser muy rigurosas y elevadas.
Mientras tanto, en el Congreso, en medio de una
legislatura fallida por la falta de consensos, espera
una nueva Ley Orgánica de Protección de Datos,
que podría contribuir a aclarar dudas y problemas
de interpretación de ese Reglamento. Es imposible
que la Ley llegue a tiempo y el pronóstico, salvo
que los grupos políticos cambien radicalmente su
actual postura, es que difícilmente se aprobará en
esta Legislatura. La reciente sentencia del Tribunal
Constitucional poniendo límites al veto guberna-
mental a las iniciativas legislativas de la oposición
abre, no obstante, una pequeña esperanza.
Esa es la razón de que dediquemos una buena
parte de este número de Abogacía Española a ex-
plicar las nuevas normas del juego, cómo afectan
a los abogados y qué hacer para adaptarse a ellas.
Estamos en una sociedad digital, con un inmenso
volumen de tráfico de datos –personales, profe-
sionales, societarios, etc.- que se multiplicará por
tres hasta 2021. Los 36,3 millones de españoles
que están hoy conectados a Internet manejarán en
2021 nada menos que 345 millones de dispositi-
vos. Seguro que nos negaríamos a dar nuestro carné de
identidad a cualquier persona que nos lo pidiera en la
calle, pero cada día damos ese y otros cientos de datos a
través de internet o de nuestras tarjetas de crédito. Nues-
tra huella digital es inmensa.
Detrás de los datos hay personas que, como titulares
de esos datos, tienen determinados derechos: derecho a
saber qué datos poseen de ellos, cómo los han obtenido,
para qué finalidad, quién se los ha transferido y cuál es
la legitimidad jurídica que lo sostiene, incluidos los dere-
chos al olvido y a la portabilidad.
Los despachos de abogados tienen, desde el 25 de
mayo nuevas obligaciones que cumplir, entre ellas las de
efectuar un análisis de riesgos y una evaluación del im-
pacto, llevar un registro de actividades de tratamiento,
informar a los interesados y disponer de consentimientos
explícitos e inequívocos, designar a un Delegado de Pro-
tección de Datos en determinados casos, no relacionarse
con los clientes a través de medios no seguros, cumplir
garantías específicas para preservar el uso adecuado de
esos datos y, sobre todo, tener una actitud consciente, di-
ligente y proactiva. No basta con cumplir la norma, hay
que evitar los problemas potenciales.
No va a ser fácil, pero va a ser efectivo desde el 25 de
mayo. Hay riesgos y oportunidades, como por ejemplo
la de que muchos abogados sean los nuevos DPO para
las empresas, por su excelente preparación. Es un cam-
bio radical en la manera de hacer las cosas. Y llega el 25
de mayo. l
Mayo 2018 _ Abogacía Española _ 3