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FIRMAS CON DERECHO
ANTONIO GARRIGUES WALKER
Abogado. Presidente de honor de Garrigues
ANTES Y AHORA
El Círculo de Estudios Jurídicos que presidía y dirigía Antonio Pedro Rius,
54 _ Abogacía Española _ Diciembre 2018
un gran decano y una gran persona, organizó en 1972 unos coloquios bajo el título: “La
abogacía en el año 2000”. Tuve la oportunidad de participar y formulé entonces –han
pasado más de 46 años-, algunos pronósticos que cito textualmente: “La especulación
sobre el futuro de nuestra abogacía debe tener en cuenta, en mi opinión, los siguientes
datos: en primer lugar, un aumento sustancial de la sensibilidad jurídica tanto a escala
individual como a escala colectiva. Este aumento de la sensibilidad jurídica será la con-
secuencia lógica e inevitable del desarrollo político y económico y del incremento de
las relaciones internacionales y de las complejidades técnicas, administrativas y legales.
Tendrá, en definitiva, unas características similares a las de la época de los años 60
que es, en mi opinión, la fecha en que se inicia una etapa positiva aunque el grado de
incremento de esa sensibilidad será mucho mayor y mucho más profundo a partir de
estos momentos. Afectará, fundamentalmente, al campo de los derechos específicos del
individuo en el que hasta ahora sólo se le ha insistido en lo que no se podía hacer. Este
incremento de sensibilidad jurídica tendrá también especial influencia en el campo de
la empresa, que ha vivido en la mayoría de los casos a espaldas de las cuestiones jurídi-
cas, cuya solución se confiaba más a negociadores influyentes o a expertos en relaciones
públicas que a profesionales del derecho”.
Indiqué también que me preocupaba “la cuestión de las profesiones que van a entrar
en conflicto con la nuestra. En este aspecto, yo creo que habría que mencionar funda-
mentalmente a los auditores y, en general, a toda una serie de profesiones que guardan
relación con el tema contable. El tema de los auditores es un tema no español, sino un
tema internacional, y en esto quiero dejar bien claro, desde un principio, que no deseo
criticar a ninguna otra profesión. Creo que esas profesiones tienen perfecto derecho a
hacer lo que están haciendo. Lo que ha sucedido es que el abogado, por abandono o por
pereza a adquirir por ejemplo, ciertos conocimientos matemáticos o contables, ha ido
abandonando auténtica y realmente una serie de parcelas que inevitablemente han sido
cubiertas por otras profesiones, por otras actividades. El abogado no puede olvidar, y
en este sentido tendremos que luchar, que la verdadera defensa de cualquier profesión
ha sido hasta ahora el monopolio legal. Lo que ha protegido al abogado hasta ahora
ha sido el hecho de que era el único que podía comparecer, por ejemplo, ante los Tri-
bunales de Justicia, y aún en este campo ya se empiezan a producir excepciones. Más
pensemos que en otros campos, por ejemplo el del derecho administrativo, derecho de
empresas, el abogado no tiene ningún monopolio auténtico, no hay norma que impida a
otras personas una asesoría fiscal, una asesoría administrativa, una asesoría laboral, no
hay nada que en sí mismo lo prohíba. Puede ser que existan normas generales, pero yo
insisto en que o mantenemos, bien sea a través de nuestro propio esfuerzo y trabajo o a
través de la reclamación de un monopolio específico, esta posición de exclusiva, o esas
otras profesiones van a ir ocupando, poco a poco, parcelas importantísimas de nuestra
profesión.” Terminé con un ruego: “Creo que los abogados que actualmente encabezan nuestra
profesión tienen que replantearse en conciencia su situación, tienen que pensar, en defi-
nitiva, que los factores biológicos se producirán antes o después, y yo les recomendaría,
en beneficio de los abogados jóvenes, y en general en beneficio de la profesión, que ins-
titucionalizarán sus despachos. Es una verdadera pena ver cómo grandes despachos con
grandes asuntos, con importantes personas, se destruyen porque muere la cabeza. Creo
que es muy importante que esas personas institucionalicen sus despachos creando bufe-
tes colectivos, tarea que, insisto, no es fácil, y por ello debe iniciarse lo antes posible.”
Me pregunto ahora, 46 años después, que diría sobre cuál será el estado de nuestra