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FUNDACIÓNABOGACÍA 950 ESPAÑOLES PRESOS EN EL MUNDO POR MACARENA ESEVERRI AZNAR 950 PERSONAS ESPAÑOLAS se encuen- tran privadas de libertad en 65 países del mundo. Las mujeres representan el 11% de esa tasa y los hombres el 88%. Los delitos vinculados al tráfico de drogas constituyen el 61% del total, si bien la tasa aumenta en América Latina, con un 71%. Igual- mente, el porcentaje de mujeres españolas presas en América Latina sube a un 40% con respecto al 11% en todo el mundo. Algunas de las dificultades con las que se encuen- tran las personas españolas presas en el extranjero son las limitaciones para poder comunicarse por el idioma, la falta de servicios de traducción e interpre- tación, la baja participación en talleres productivos y formativos, el frío, la calidad de la comida, la falta de acceso a agua caliente en las duchas, en ocasiones los índices de violencia, y de forma general la ina- movilidad en todos los sentidos, tanto en el terreno físico como en el desarrollo intelectual y psicológico. A veces solamente disponen de una hora de patio al día. En Eslovaquia un español nos cuenta que en su centro penitenciario esta hora se disfruta de 7 a 8 de la mañana. Al hecho de encontrarse privados de libertad, se suman las particularidades propias de su condición de extranjeros, que genera un impacto tanto a nivel personal como judicial. En el terreno personal la dis- tancia física y cultural afecta anímicamente. No es lo mismo recibir la visita de un ser querido que no reci- birla. En este sentido, se podrían generar mecanismos que paliaran la distancia, como el uso de videoconfe- rencia para que las personas presas en el extranjero pudieran conectarse con sus seres queridos. Algunos Consulados de España les llevan revistas y periódi- cos, pero de cualquier forma el acceso a la lectura resulta del todo insuficiente. Con respecto a la parte legal, el desconocimiento de los sistemas judiciales, la ausencia de abogados de confianza que les puedan defender, la duda acerca de si el día del juicio conta- rán con un intérprete de calidad, la falta de acceso a la traducción de la documentación de su expediente e incluso en ocasiones de la propia sentencia… son factores que les generan una importante sensación de desasosiego e inseguridad. 58 _ Abogacía Española _ Marzo 2019 En virtud de la adhesión de España al Convenio de Estrasburgo sobre el traslado de personas condena- das, a la existencia de convenios bilaterales entre Es- paña y varios países del mundo y a la Decisión Marco 2008/909 de la Unión Europea, existe la posibilidad de que cumpliendo unos requisitos, una persona es- pañola presa en el extranjero pueda ser trasladada al Estado Español para terminar de cumplir su conde- na en un Centro Penitenciarios español. Esta medi- da tiene todo el sentido en relación con la finalidad de reeducación y reinserción social del tratamiento penitenciario. A pesar de los esfuerzos por parte de distintos organismos españoles en impulsar y agilizar estos procesos, no son pocas las pegas y las dificulta- des que en ocasiones ponen algunos países, a pesar de tratarse de solicitudes de traslado de personas que se encuentran en situaciones de real vulnerabilidad. Cada traslado a España, es para ellos y para quienes trabajamos en este ámbito una alegría, una nueva oportunidad. Su tono de voz es otro cuando por fin consiguen llamar desde un centro penitenciario espa- ñol. A veces incluso nos cuesta reconocer físicamente a quienes hemos tenido oportunidad de conocer en las visitas a prisiones en los países en dónde se en- contraban. Al llegar a España ven más cercano el final y recu- peran ilusiones: “voy a montar una pulpería con mi mujer” “voy a conocer a mis nietos” “mi sobrina me acoge en su casa un tiempo” “voy a estudiar oposi- ciones para funcionaria de instituciones penitencia- rias porque como lo he vivido sé cómo hacerlo bien”. Después vuelve nuevamente una dosis de realidad, cuando descubren que las dificultades no terminan, sino que se transforman y hay que seguir luchando. También hay quien sin haber salido aún en libertad ya está pensando en volver al mismo país o a otro cercano (a trabajar, a casarse, a disfrutar de la jubi- lación…) Y también quienes al salir de prisión les re- sulta realmente complicado volver a entrar en el “sis- tema” porque llevan años fuera de él, o incluso nunca han llegado del todo a entrar. Su punto de partida no es el que dejaron al hacer el viaje. Han pasado años y las secuelas físicas y psicológicas hacen mella. Su si- tuación actual y los antecedentes penales les sitúa en un punto aún más ajeno al sistema. Sería importante poder contar con programas especiales que generaran oportunidades reales para las personas y evitar así pa- trones de reincidencia. l