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Carta del editor
De la agresión de las
tasas a las nuevas
amenazas Todo empezó cuando el ministro de Justicia, re-
cién nombrado, dijo ante el Pleno del Consejo Gene-
ral de la Abogacía Española que no habría tasas en
primera instancia y que, en segunda, en todo caso
serían simbólicas y se aplicarían contra las manio-
bras dilatorias que encarecen y alargan los procesos.
“Con una primera resolución judicial, dijo enton-
ces el ministro, debe bastar. Si alguien pide revisión,
añadió, que pague. Y si gana, se le devolverán”.
Los hechos han demostrado que no cumplió su
palabra. Sin diálogo y sin negociación, las tasas se
implantaron en primera instancia y en segunda
hace un año, sin una memoria económica justifi-
cativa y con total imprevisión (ni siquiera estaban
preparados los impresos para pagarlas); ante la im-
presionante presión social se rectificaron dos me-
ses después, de forma torpe e insuficiente; no van
a cubrir ni la mitad de las previsiones del Gobierno;
y, contra lo prometido y comprometido en la ley, no
se vinculan en 2014 “a la asistencia jurídica gratui-
ta”, lo que confirma el puro interés recaudatorio de
la medida, al igual que la intención de limitar o im-
pedir el acceso a la Justicia de los ciudadanos. No
se ha buscado penalizar el mal uso o el abuso de
la justicia por parte de algunos, en lo que estaba
conforme la Abogacía, sino que se ha penalizado el
uso de la justicia por los ciudadanos, lo que es un
atropello al Estado de Derecho.
Durante un año, la Abogacía institucional ha
batallado en todos los terrenos posibles y ha im-
pulsado cuantas medidas eran factibles. Hasta
cinco recursos se han presentado ante el Tribunal
Constitucional, además de una cuestión de incons-
titucionalidad presentada por la Sala de lo Conten-
cioso Administrativo de la Audiencia Nacional y un
acuerdo no jurisdiccional de la Sala de lo Social del
Tribunal Supremo que ha dinamitado la aplicación
de la Ley en ese orden jurisdiccional. Por eso, el presi-
dente de la Abogacía Española ha pedido al presi-
dente del Tribunal Constitucional que agilice la
respuesta porque el daño a los ciudadanos que no
hayan podido reclamar sus derechos es muy grave
y se acrecienta cada día que pasa. Y eso sin contar
con los miles de ciudadanos que ni siquiera se han
planteado el recurso por carecer de medios para
ello. La Ley de Tasas, un año después, no ha solucio-
nado ningún problema de la justicia, ha creado in-
numerables injusticias, ha perjudicado seriamente
a decenas de miles de ciudadanos y, por el contra-
rio, ha beneficiado a los más poderosos y a los más
ricos –que pueden pagar las tasas y ejercer presión
contra los que carecen de recursos- y a la Adminis-
tración, que no paga tasas.
Mientras en Francia, a partir de enero de 2014,
se eliminan las tasas “porque penalizan a los jus-
ticiables más vulnerables”, en España el Gobierno
prepara otras acciones que van a limitar aún más el
campo de defensa de los ciudadanos o a limitar sus
derechos. La Ley de Servicios y Colegios Profesio-
nales limita la colegiación de los abogados y el con-
trol deontológico de los mismos, al tiempo que pre-
tende imponer una tutela, sin duda para impedir
su independencia y su capacidad de movilización
social demostrada con las tasas.
Además, se anuncia que habrá que pagar para
que la ejecución de las sentencias sea ágil. Y el an-
teproyecto de Ley de Jurisdicción Voluntaria, entre
otros muchos enfoques desafortunados, pone en
manos de notarios o registradores el negocio de
determinados actos, hasta ahora judiciales –bo-
das, divorcios, convocatorias de juntas generales,
subastas voluntarias, expedientes de partición
de herencias, etc.- por los que también habrá que
pagar dos veces: una en los impuestos y otra por
cada acto.
Como ha dicho Carlos Carnicer en su blog, un
año después de aquella mala noticia, de aquel
error político que fue la Ley de Tasas, el Estado de
Derecho, fruto del pacto constitucional de 1978,
está en riesgo de quedar huérfano, nuestra Justicia
está más lejos de los ciudadanos y nuestra demo-
cracia es hoy menos democracia. l
Noviembre 2013_Abogados_3