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obituario
EDUARDO GARCIA DE ENTERRIA
Humanista del
Derecho José Luis Piñar Mañas
Catedrático de Derecho Administrativo. Abogado
E l fallecimiento de Eduardo García de Enterría el 16 de sep-
tiembre pasado ha marcado el final de una época. Nos ha
dejado el jurista español más sobresaliente del siglo XX y
de lo que llevamos del XXI, y uno de los más prestigiosos
y reconocidos en Europa e Iberoamérica.
Ha sido el protagonista más destacado en la construc-
ción del moderno derecho público español, que desde la
segunda mitad del siglo XX hasta hoy gira en torno a su
figura. Derecho que debía tener un reflejo directo en la
solución efectiva de los problemas. Con sólo 28 años es-
cribe: “Una ciencia sin verificación práctica es difícilmen-
te concebible para cualquier objeto…; por otra parte, una
práctica de la que no puedan deducirse principios genera-
les… no pasará de ser un mero empirismo sin dignidad” 1.
Este planteamiento es el que mantuvo en todo momento
quien hizo de la Abogacía uno de los centros incuestio-
nables de su vida. Letrado del Consejo de Estado (1947),
abogado (1952), Catedrático de Derecho Administrativo
(1957), tres expresiones de lo que D. Eduardo era: un jurista
comprometido desde la más grande generosidad con la li-
bertad, los derechos, la lucha contra los excesos del poder.
Sus obras, entre las que destaca su Curso de Derecho
Administrativo (primera edición 1974), redactado junto con
Tomás-Ramón Fernández, (quizá el más importante libro
jurídico que se ha escrito en las últimas décadas) son pie-
zas clave de la ciencia del Derecho. Obras de inmenso con-
tenido conceptual, pero al mismo tiempo pegadas a la rea-
lidad de las cosas y a la solución de problemas. Problemas
con los que los abogados nos encontramos todos los días.
Académico de Jurisprudencia (1970) y de la Lengua
(1994), Director de la Revista de Administración Pública y
de la Española de Derecho Administrativo, es maestro de
decenas de profesores de Derecho Administrativo. Su Es-
cuela nutre hoy la mayoría de los puestos de Catedráticos
de Derecho Administrativo de la Universidad. Todos con
una nota común que imprime carácter: el compromiso
inquebrantable con la libertad.
Nunca quiso aceptar cargos públicos, pese a haber re-
cibido numerosas propuestas para ello. Entre otras dis-
tinciones y reconocimientos, estaba en posesión de las
Grandes Cruces al Mérito Civil, de Alfonso X El Sabio y de
San Raimundo de Peñafort. Fue el primer Juez español del
Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Doctor “Hono-
ris Causa” por casi 25 Universidades de ocho países. Entre
otras, la Sorbona (1977) y Bolonia (1992). Recibió los Pre-
mios Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales, Pelayo para
Juristas de Reconocido Prestigio, Alexis de Tocqueville del
Instituto Europeo de Administración Pública de Maastri-
cht, Internacional Menéndez Pelayo.
Pero además era uno de los más reconocidos expertos
en Borges y en la obra de Fray Luis de León, Unamuno, Or-
tega, o Valle-Inclán.
Todas las anteriores y excepcionales notas de su perso-
nalidad estaban acompañadas de unas cualidades mora-
les y de valores humanos igualmente excepcionales. Para
Salvador de Madariaga García de Enterría “es el español
de más integridad, combinada con más inteligencia, que
he encontrado en mi vida”.
Apasionado por la libertad, la independencia, la digni-
dad de la persona frente al poder establecido. Libertad
que era la clave de su vocación por la Abogacía más no-
ble, ejercida también con independencia y con el máximo
de los compromisos con la justicia. Libertad que también
transmitía desde su amor a la montaña, compañera de
toda la vida
El fallecimiento de García de Enterría, verdadero Huma-
nista del Derecho, debe movernos a continuar en la lucha
contra las inmunidades del poder, por la justicia, por los
derechos. Los juristas en general y los abogados en par-
ticular debemos tener siempre presente el magisterio de
quien sin duda ha sido y es “punto de referencia cultural,
en particular para los juristas europeos, de las viejas y de
las nuevas generaciones” en palabras del Comité Cientí-
fico de la Universidad de Florencia al reconocerle como
“Protagonista de la Cultura Jurídica Europea”. l
“La reunión de 1951 del Instituto Internacional de Ciencias Administrativas”,
RAP, nº 5, mayo-agosto, 1951, pág. 358.
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62_Abogados_Noviembre 2013