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Carta del editor
LA ABOGACÍA
TOMA LA PALABRA
DEL 6 AL 8 DE MAYO, EN VITORIA-GASTEIZ, la Abo-
gacía celebra muchas cosas en el entorno de su XI
Congreso Nacional, con más de mil congresistas,
casi un centenar de ponentes de máximo nivel y
un atractivo conjunto de asuntos a debatir sobre
el presente y el futuro de la Abogacía, sobre los re-
tos y los desafíos que tiene que encarar la profe-
sión en el futuro inmediato.
Celebra cien años de Congresos, desde aquel “I
Congreso Nacional de Abogados” de San Sebas-
tián, en 1917, en un momento histórico de crisis y
de guerra, en el que los abogados se propusieron
“estudiar los problemas y hallar las soluciones
referentes a la dignificación y mejoramiento del
abogado en ejercicio y proponer las modificacio-
nes que fueran convenientes para el progreso de
nuestra legislación así en lo que atañe al derecho
sustantivo como al adjetivo, al positivo como el de
gentes”. Celebra que algunas de las reformas que po-
nían en riesgo el derecho de acceso a la justicia
de todos los ciudadanos, especialmente la Ley de
Tasas, han sido revisadas y cambiadas por el mis-
mo Gobierno que las puso en marcha, gracias a la
presión de la Abogacía y de la sociedad. Y, aunque
la victoria no ha sido absoluta –casi nunca las hay-
porque se han eliminado las tasas para los ciuda-
danos, pero aún quedan tasas para las pymes, hoy
los ciudadanos tienen más fácil el constitucional
derecho de acceso a la Justicia y a la tutela judi-
cial efectiva que hace tres años. Ha sido una lucha
dura, pero esa batalla se ha ganado.
Celebra que otras medidas, como la reforma de
la demarcación y planta judicial, que amenazaba
con reducir los partidos judiciales y alejar la justi-
cia de los ciudadanos, también se han paralizado.
Y que la Ley de Servicios y Colegios Profesionales,
que en lugar de modernizar estas instituciones,
las encorsetaba, las ponía bajo la tutela burocrá-
tica y censora de la Administración e impedía su
papel social, también ha quedado aplazada para
otra legislatura. Y, sobre todo, en ambos casos y en
otras muchas reformas indispensables para tener
una Justicia acorde con lo que es la realidad en el
siglo XXI, se abre la vía para un verdadero Pacto
de Estado que devuelva el protagonismo a una
Justicia eficiente, con los medios necesarios, dota-
da con los medios tecnológicos imprescindibles y
cercana al ciudadano.
En Vitoria vamos a hablar de algunas cuestio-
nes que ya se planteaban en 1917, como la digni-
ficación del ejercicio profesional –que en algunos
asuntos como el Turno de Oficio y la Justicia Gra-
tuita siguen siendo hoy una demanda absoluta e
irrenunciable- y de otros que son consecuencia del
cambio social, científico y tecnológico que se ha
producido en las sociedades modernas. Vamos a
hablar de la seguridad jurídica como elemento in-
dispensable para la construcción de un verdadero,
dinámico y moderno Estado de Derecho. Vamos a
hablar de la defensa del Derecho de Defensa, que
no es una reivindicación irrenunciable de los abo-
gados sino un compromiso constitucional aún no
desarrollado y una exigencia democrática para la
garantía del derecho de los ciudadanos.
El reto del siglo XXI es una Abogacía moderna,
competitiva, abierta, tecnológicamente innova-
dora, que dé respuesta a los retos que plantea la
compleja sociedad en la que vivimos hoy. Aun-
que los valores que informan la profesión siguen
siendo esencialmente los mismos, el abogado es
hoy muy diferente en la forma en que presta su
trabajo, su asesoramiento y su consejo y en la glo-
balidad del mundo en que se mueve. La Abogacía
quiere estar en la vanguardia de ese cambio apa-
sionante que viene. En Vitoria-Gasteiz, cien años
después, la Abogacía toma la palabra. l
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