To view this page ensure that Adobe Flash Player version
11.1.0 or greater is installed.
PORTADA_ XI CONGRESO NACIONAL
DE LA ABOGACÍA VITORIA-GASTEIZ
VIERNES 8 DE MAYO 9:30 HORAS
LA MARCA “ABOGADO” Y LA GESTIÓN DE LA CONFIANZA
Participantes: Ángel Alloza Losana, CEO Corporate de Excellence-Centre for
Reputation Leadership, exresponsable de Estrategia en BBVA. José Juan
Toharia Cortés, sociólogo, presidente de Metroscopia.
Antoni Gutiérrez-Rubí, asesor de comunicación.
Modera: Antonio Morán Durán, decano del Colegio de Abogados de Zaragoza
ABOGACÍA ESPAÑOLA:
IMAGEN Y MARCA
EL PERMANENTE INTERÉS del Consejo General
JOSÉ JUAN
TOHARIA Sociólogo y
presidente de
Metroscopia 44_Abogados_Abril 2015
de la Abogacía Española, a lo largo del último
decenio, por detectar la opinión de los españo-
les sobre la Abogacía ha permitido acopiar un
importante —e infrecuente— arsenal de da-
tos al respecto. Sabemos, por ejemplo, que en
la sociedad española actual los abogados son
—entre todas las instituciones y profesiones
jurídicas— los que en mayor medida merecen
la confianza ciudadana (y, además, que dicha
confianza es elevada). Sabemos también que
la satisfacción de quienes utilizan los servicios
de un abogado es, en promedio, elevada; que los
usuarios consideran, en conjunto, que los abo-
gados son competentes y que ponen su mejor
esfuerzo en la defensa de los intereses de sus
representados; que la tendencia, entre quienes
utilizan con alguna regularidad sus servicios, es
recurrir —en principio— al mismo salvo que, por
la especificidad del caso, este les derive a otro;
que esta básica fidelidad no impide que, al mis-
mo tiempo, la idea predominante sea que, en
general, no hay grandes diferencias entre unos
abogados y otros: la buena imagen de conjunto
destiñe sobre cada letrado en particular; y sabe-
mos también algo en principio sorprendente: los
usuarios no consideran elevados los honorarios
que han de abonar por los servicios recibidos.
Por otro lado, la sociedad reconoce la constante
implicación de la Abogacía, como colectivo pro-
fesional, en grandes cuestiones de interés gene-
ral. Y es, asimismo, consciente, de que el actual
sistema de Justicia gratuita (que los expertos
tienen por uno de los más eficientes de Europa
y cuyo funcionamiento es, según los estudios
disponibles, muy positivamente evaluado por
quienes a ella recurren) debe su existencia —y
aun su subsistencia— a la generosa disposición
de la Abogacía para asumirlo siendo así que, con
frecuencia, resulta más económicamente onero-
so que gratificante. Y lo hace porque lo entiende
como un compromiso ético-profesional colecti-
vo para asistir a personas y sectores sociales par-
ticularmente desfavorecidos.
Esta apresurada suma de rasgos puede que-
dar, quizá, sintetizada en la formulación siguien-
te: en la actualidad, la Abogacía española es
percibida por la sociedad como un cuerpo pro-
fesional que, mediante la defensa y promoción
de derechos e intereses particulares, contribuye
de forma decisiva al interés general y a la ga-
rantía de derechos ciudadanos básicos. Es tenida
por una corporación profesional que tiene unas
señas de identidad propias claramente recono-
cibles, de la que se sabe bien qué esperar, que
ofrece unas prestaciones de reconocida calidad
y que, por tanto, tiende a generar identificación
emocional y lealtad entre sus usuarios. Todos
estos rasgos coinciden, casi milimétricamente,
con lo que en mercadotecnia se suele designar
con el término de marca. La Abogacía Española
habría así logrado, mediante su andadura y ac-
tuación durante los últimos diez o quince años,
que su prestigio corporativo haya devenido, gra-
dualmente en una marca, y una marca, además,
con un claro valor en nuestra sociedad. ¿Cuál
parece haber sido (a la luz de los datos dispo-
nibles) el factor —aparte de los ya sugeridos—
que puede haber obrado como indispensable
catalizador en esta gradual cristalización de una
imagen profesional originaria en una nueva y
nítida marca corporativa? La respuesta es senci-
lla de enunciar: la actual organización colegial.
La explicación de esta respuesta, sin embargo, es
más compleja y precisa de más espacio del aho-
ra disponible: quede, pues, para el Congreso de
Vitoria. l