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Carta del editor
LA JUSTICIA COMO
PRIORIDAD, LOS DERECHOS
HUMANOS COMO EXIGENCIA
CUANDO ESTE NÚMERO DE ABOGADOS llegue a sus
manos, ya conoceremos los resultados de las segun-
das elecciones celebradas en seis meses. Al cierre, los
sondeos indicaban que la situación no iba a cambiar
demasiado y que sería necesario un esfuerzo de gene-
rosidad para formar Gobierno. Incluso algunos líderes
políticos hablaban de la posibilidad de unas terceras
elecciones. La Abogacía cree que los problemas por
resolver y las reformas a realizar son tan importantes
que los líderes políticos están obligados a alcanzar un
pacto que genere un Gobierno estable que asuma el
compromiso de llegar a acuerdos también estables,
por encima de los intereses partidistas y con la mira
puesta en las personas, en los ciudadanos.
En el terreno de la Justicia, el Pacto de Estado lo de-
fienden todos los partidos en sus programas electora-
les. No era así hace poco tiempo, pero ahora, todos los
partidos coinciden en el diagnóstico –con matices ló-
gicos- y algo menos en las soluciones. Todos asumen
que no hay posibilidad de reformar la Justicia si no es
mediante un pacto que suponga renuncias, genero-
sidad y respeto de todos. Y un poco de imaginación.
Todo eso se puso de manifiesto en el debate sobre la
Justicia organizado por el Consejo General de la Abo-
gacía Española –también en el Colegio de Abogados
de Sevilla y en algún otro foro-. Brilló por su ausencia
en el debate a 4 en TV de los grandes líderes. Ni un
minuto para la Justicia. La Abogacía, que se ha ofreci-
do a liderar ese pacto, ha pasado ya de las palabras a
los hechos. Estamos trabajando con las asociaciones
judiciales y con las de fiscales para elaborar una pro-
puesta de reforma de la Justicia que haremos exten-
sible al resto de operadores jurídicos, a los sindicatos y
a las organizaciones de consumidores y que presenta-
remos en septiembre al nuevo Gobierno.
Junto al Pacto de Estado por la Justicia, vamos a pedir
al nuevo Gobierno una lucha decidida jurídica, social
y educativa contra la corrupción y una política res-
ponsable para la tragedia de la inmigración. Acerca
de este tema, la presidenta del Consejo, Victoria Orte-
ga, tuvo ocasión de intervenir en Naciones Unidas –la
primera vez que lo hace un presidente de todos los
abogados españoles-, dentro del marco de la Cumbre
de Presidentes de Colegios de Abogados de la Unión
Internacional de Abogados (UIA). Allí, como en Espa-
ña, criticó el acuerdo entre la Unión Europea y Turquía
“por vulnerar la legalidad internacional”, así como las
“devoluciones en caliente” y algunos aspectos de la
Ley de Seguridad Ciudadana “que han provocado un
grave retroceso, privando a las personas de las más
elementales garantías formales y materiales, entre
ellas, los principios de audiencia y contradicción, la
asistencia letrada y el derecho de acceso a la jurisdic-
ción”. El compromiso de la Abogacía con los Derechos
Humanos es absoluto y profundo.
Vamos a exigir, también, que se mantenga el actual
sistema de Justicia Gratuita, garantizando su calidad
y dotándolo de los medios necesarios, lo que incluye
una compensación digna, puntual y garantizada por
el Estado para los abogados que lo prestan.
Reiteramos nuestra petición de una Ley Orgánica de
la Defensa. Hemos presentado hace meses al Gobier-
no un proyecto de ley en este sentido y volveremos
a hacerlo en cuanto se constituya el nuevo Gobierno.
Demandamos más medios humanos y materiales
para la Administración de Justicia, impulsar definiti-
vamente y con rigor el uso de las nuevas tecnologías
y la imprescindible interoperabilidad entre sistemas.
Quien gobierne está obligado a recuperar la confian-
za de los ciudadanos en un sistema de Justicia eficaz,
neutral y previsible, verdaderamente independiente
de los otros poderes del Estado.
No es difícil conseguirlo. Basta con establecer un
marco de diálogo estable y fluido entre los pre-legis-
ladores y los operadores jurídicos que permita dis-
cutir, negociar y consensuar los distintos proyectos
legislativos, la organización general de la Justicia y
los servicios públicos profesionales desarrollados por
los abogados en España. Si queremos avanzar en la
consecución de una Justicia eficaz, ágil e igualitaria,
es indispensable escuchar a los profesionales de la
Justicia. Sin abogados, no hay justicia. l
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