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Carta del Editor
La abogaCía antE La Crisis dE Los rEfugiados
la crisis de los refugiados está poniendo a
prueba el compromiso de Europa con los derechos humanos y la propia viabilidad y razón de ser de la Unión Europea. En pleno siglo XXI tenemos que demostrar si el miedo impera sobre la solidaridad y la política sobre la compasión. O sobre la Justicia. España que ha sido país de inmigrantes durante casi toda su historia como nación –América, Francia, Rusia, Argentina, México, Alemania-, debe dar ejemplo ahora ante la catástrofe que se está produciendo en Siria, pero también en otros lugares del mundo como Centroáfrica, Afganistán, Ucrania, etc. Un éxodo de sesenta millones de personas, el desplazamiento diario de 42.500 personas por la guerra no puede ser visto nunca por nadie, ni por la ONU ni por los Estados ni por los ciudadanos, como algo que sucede, que está ahí y contra lo que no se puede hacer nada. Contra lo que no se hace nada. No es sólo el problema de la inmigración de la miseria que busca su salvación en Europa, es la huida de millones de personas que sólo buscan salvar la vida, que eligen entre la muerte o la tortura y la pérdida de todo lo que poseen. Es la foto de un niño de cinco años muerto en la arena de una playa en la que esperaba encontrar la felicidad o la de esos ciudadanos del mundo caminando por las vías del tren, como en el holocausto nazi, o hacinados en las estaciones de Europa o en los desiertos de Jordania en decenas de miles de tiendas de campaña. Cada foto de esas es un disparo al corazón de la civilización occidental. Es cierto que hay que actuar preferentemente en el origen de los conflictos y que no parece fácil que lo hagan los mismos que están vendiendo armas a las dos partes, a todas las partes de cada conflicto. Pero si no se actúa en estos países, acabando con las guerras y con los dictadores, si no se ofrecen medios económicos y ayudas a estos países para que se desarrollen y alcancen niveles de vida dignos, nunca acabaremos con el problema. No es sólo Siria. En Chad, la República Centroafricana o Sudán del Sur, las raciones de comida para los refugiados se han reducido un 50 por